jueves, 3 de enero de 2013

Resulta increíble...

Hoy voy a hablar sobre un caso que me tiene especialmente indignada, y este es el asunto del Madrid Arena. Supongo que todo el mundo habrá oído hablar de él -y si no lo ha hecho, debería-. Por si hay algún despistado en el tema haré un breve resumen: El pasado 31 de octubre se celebró un concierto en el pabellón Madrid Arena, un concierto especial de Halloween con invitados como el conocido DJ Steve Aoki. Hasta aquí, todo normal. Lo grave ocurrió cuando este concierto se convirtió en tragedia. El pabellón Madrid Arena tiene un aforo de 10600 personas. Sin embargo, aquella noche se superaron los 16000 espectadores. La venta descontrolada de entradas, la desorganización, el mal estado de las instalaciones, el bloqueo de las salidas de emergencia... todo ello provocaron una avalancha que acabó con la vida de Rocío, Katia, Cristina, Belén y Maria Teresa, cinco adolescentes de entre diecisiete y dieciocho años. 

Ahora se buscan responsables. Entre los acusados tenemos a Miguel Ángel Flores, organizador del macroconcierto, la empresa de seguridad contratada para el evento o la alcaldesa de Madrid Ana Botella. Podría criticar la actitud irresponsable del organizador en cuestión, juzgar sus ansias de dinero fácil, pero no quiero entrar en disertaciones filosóficas sobre la moralidad y el egoísmo en el ser humano. Podría decir que Ana Botella es alcaldesa de la capital de un país Dios sabrá por que -y si lo sabe estará atónito- pero tampoco quiero entrar en politiqueos... 

Juzgaré sin embargo algo mucho más sencillo, que cualquier persona con dos dedos de frente puede entender: la nefasta actitud de los trabajadores del Samur. A continuación adjuntaré un video que contiene una grabación telefónica entre una chica cuya amiga había sido aplastada por la avalancha y un trabajador del Samur:
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He tenido que escuchar esta y otra de las grabaciones varias veces, porque la primera vez que lo hice no daba crédito a lo que escuchaba... Podemos observar como el susodicho se dirige a la chica con una falta de respeto total, podríamos decirlo en un lenguaje claro: podemos observar como la vacila, sin ningún miramiento. "Se está muriendo", dice ella, angustiada. "Muy bien". Primera puñalada. A continuación le indica que hay que sacarla a la calle, cuando este trabajador -licenciado en medicina, se supone- sabe perfectamente que a una persona que ha sufrido un golpe en la cabeza o cualquier otro accidente no es conveniente moverlo, y con más razón si "se está muriendo", y con más razón aún si tienen que trasladarla a un kilómetro de distancia de donde se encuentra. Más tarde él le pregunta "si ha bebido", y ella contesta angustiada que "se ha desmayado porque la han aplastado", a lo que él responde con un "ah claro" totalmente sarcástico y falto de lugar. Algo parecido ocurre con la otra grabación teléfonica, del mismo estilo.

Ahora me pregunto yo ¿qué cojones pasa? Si en caso de sufrir un accidente o cualquier altercado los ciudadanos tan solo podemos recurrir a estos "profesionales" y ellos mismos responden de este modo ¿qué nos queda? Si ellos velan por nuestra salud y actúan de esta manera ¿qué hacer en estas situaciones? Muchos afirman que el Samur no podía llegar hasta allí por la gente que había, que era totalmente imposible... Pero permitidme que cuestione eso. Un médico o enfermero de emergencias debe entrar aunque sea el mismo con una camilla e intentar hacer lo que esté en su mano, no quedarse de brazos cruzados ante una situación así. ¿Fue tal vez porque no se creyeron lo que les decían? Peor aún. Sea como fuere me parece una total falta de respeto, educación y una frivolidad que asusta, estas contestaciones que les dieron a unos adolescentes que estaban en apuros, que tenían a unas amigas literalmente muriendo a sus pies. Cuando escuché estas grabaciones sentí una ira y una rabia que me corroía por dentro, porque si algo no soporto es que me vacilen, y menos en una situación así. Y pensar que alguna de estas chicas podría haberse salvado de no haber sido estos individuos unos completos incompetentes... ¿Qué haría yo? Lo primero que he pensado es: "yo los sumaba a la cola del paro". Hay miles de jóvenes recién licenciados en medicina que no tienen trabajo y están deseosos de poder hacer lo que esta gente no hizo. Pero por lo menos deben una disculpa. Una disculpa a las familias de estas víctimas, una disculpa por su insolencia. ¿Qué está pasando señores? Algo falla. Aquellos que deben velar por nosotros no están a la altura. Cabe preguntarse si alguna vez lo han estado. 


                                                         

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