Pero seamos sensatos, por favor. ¿A quién pretenden engañar con este cuento chino? No es necesario pensar esto en profundidad para caer en la cuenta de su absurdo. El periodista -como el juez, policia, médico o político- además de ser periodista, juez, policía, médico o político, no es otra cosa que persona. Persona humana. El periodista, que se encuentra en la redacción del periódico en el que -afortunadamente- trabaja, sentado frente a un ordenador, dispuesto a escribir una noticia -no importa su contenido-, no realiza previamente un ejercicio de neutralidad.
"Veamos, debo escribir sobre la nueva ley del aborto que pretende implantar Gallardón. Contémoslo como si de un manual de física cuántica se tratase..."
No. Eso no pasa. ¡Y gracias al cielo! El periodismo, el simple hecho de escribir sobre algo, algo que es noticia, no está exento de ideología o subjetividad. Recalco ese NO. No lo está porque no puede estarlo. Me atrevo a decir que el periodismo consiste en contar historias. El periodismo, -afortunadamente- no esalgo así
Pero, como ya he mencionado anteriormente, los jueces, policías, médicos o políticos se encuentran en la misma tesitura. Un juez, a la hora de establecer una sentencia u otra completamente distinta, se basa en su ideología, en lo más subjetivo que hay en él. Eso es así, es un hecho. No somos máquinas. No estamos programados. Tal y como escuché en un congreso periodístico al que acudí recientemente, en el momento de tomar una decisión (A) y no la contraria (B), ya estamos siendo subjetivos.
Por suerte o por desgracia, esto es así. Y espero continue de esta forma por mucho tiempo, pues lo contrario se presenta como una redacción repleta de androides plateados programados para una causa. Me horroriza el simple pensamiento. Por ello, y que nadie se olvide, somos periodistas, profesionales, pero ante todo somos personas. Cabezas pensantes, con ideologías marcadas. Y me alegro esto sea así. Aceptemos esta pizca de humanidad y dejemos de intentar convencernos de lo contrario.
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